Un país que transforma desde el carrito de compras
Los indicadores macroeconómicos comienzan a mostrar señales de recuperación, en Ecuador el PIB crece tímidamente, la inflación se modera y el desempleo se estabiliza. Sin embargo, la confianza del consumidor sigue siendo volátil y es precisamente en ese terreno incierto donde el shopper ecuatoriano redefine sus hábitos, ajusta sus prioridades y transforma su forma de consumir.
El hogar se convierte en el epicentro del gasto: aunque el volumen de compras cae, el valor se mantiene gracias a decisiones más estratégicas.
El shopper ecuatoriano: menos visitas, más estrategia
La frecuencia de compra disminuye, pero cada acto de consumo tiene cestas más completas, con más unidades y mayor volumen. En paralelo, la omnicanalidad se consolida: los hogares ecuatorianos visitan entre 8 y 9 canales al año para abastecerse y de esta manera revelando un shopper más informado, más exigente y más dispuesto a explorar nuevas opciones.
La tienda tradicional pierde terreno, mientras que los supermercados y discounters ganan participación. Pero no todo es lineal: el crecimiento de canales modernos viene acompañado de una desvalorización del ticket promedio, lo que obliga a repensar la estrategia comercial.
Marcas propias: el nuevo estándar de valor
En este nuevo escenario, las marcas propias dejan de ser una alternativa secundaria para convertirse en protagonistas, donde representan el 80% del crecimiento en FMCG impulsados por la búsqueda del ahorro, las promociones frecuentes y una buena relación precio-calidad.
El shopper busca maximizar el beneficio económico sin sacrificar desempeño ni confianza. La decisión de compra se vuelve más racional, pero también más sofisticada. La experiencia personal, la disponibilidad en el punto de venta y la confianza en el retailer son factores que consolidan esta preferencia.
Rituales que revelan oportunidades
Más allá de los canales y las marcas, los momentos de consumo se convierten en verdaderas palancas de crecimiento, por ejemplo; en el desayuno se encuentran más de $1.5 mil millones en consumo masivo, con hogares especializados que gastan hasta 44% más que el promedio. La limpieza del hogar, por su parte, revela un ticket 64% mayor en consumidores especializados.
Estos rituales no solo concentran gasto, sino que también permiten identificar oportunidades de segmentación, innovación y diferenciación.
Entender cómo, cuándo y por qué se usan los productos es clave para conectar con el shopper en el momento adecuado.
Innovar no es lanzar, es conectar con los consumidores
Ecuador vive una aceleración en lanzamientos: más de 8,500 SKUs nuevos en 2024, sin embargo, solo 1 de cada 10 supera el 1% de penetración, una situación que plantea un reto claro: la innovación debe ser relevante, no solo novedosa.
Las categorías que logran crecer lo hacen por salud, belleza o por ser nichos complementarios, donde el shopper está dispuesto a pagar más por productos saludables, especializados o que se alineen con sus valores. Para las marcas, la clave está en entender qué busca realmente y cómo se puede responder a esa necesidad con propuestas auténticas.
¿Y ahora qué? Una brújula para marcas y puntos de venta
Este nuevo mapa del consumo en Ecuador no es solo una fotografía del presente, sino una guía para el futuro, las marcas y puntos de venta que comercializan productos de consumo masivo tienen ante sí una oportunidad única: activar palancas como más presencia, más categorías, más momentos y más innovación.
La omnicanalidad exige surtidos inteligentes, los rituales de consumo demandan especialización y el shopper, cada vez más multicanal y estratégico, espera propuestas que le hablen en su idioma: valor, confianza y relevancia.
Porque en el fondo, entender al consumidor no es solo una ventaja competitiva. Es la única forma de crecer de manera sostenible en un mercado que ya no compra como antes.
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